-Kendy: Bueno, yo hace un par de años he tenido un interés particular en la construcción con bambú. Entonces, he estado investigándolo, había hecho un viaje a Colombia de intercambio en vacaciones para aprender más, a veces me reunía con la profe Viviana (profesora de la Escuela de Arquitectura, UCR). También hace dos años que me incorporé a una fundación que promueve el uso del bambú, y bueno, todo esto me llevó a decidir a hacer mi tesis sobre el bambú. El tema es desarrollar un sistema de panelería prefabricado de bambú para escuelas de la Zona Atlántica. En nuestro país en general no es un material ampliamente investigado, utilizado, conocido, y pues en la escuela se ve muy poco, entonces me dije: “tengo que buscar un lugar donde haya muchos más insumos para mi tesis”, ahí fue cuando decidí Ecuador.
Están digamos: Colombia, Ecuador y Perú, son los principales países, pero yo elegí Ecuador porque ya había adquirido un poquito de experiencia en Colombia, pero en Ecuador está también la sede el INBAR (Organización Internacional del Bambú y Ratán), que es como el Instituto Mundial del Bambú de China. Me parecía que a nivel de “calle”, por decirlo así, podía tener una experiencia más real.
Entrevistador: Una búsqueda de más roce profesional y práctico de cómo utilizar el bambú. Se sabe que en Colombia se utiliza bastante el bambú, hay un arquitecto bastante famoso en bambú, no recuerdo ahorita cómo se llama.
-Kendy: Sí, Simón Vélez.
-Entrevistador: Exacto, solo él como referencia. Pero se podría decir que hay bastante gente que construye empíricamente con bambú en esas zonas, ¿no?
-Kendy: Correcto, en Colombia es como más en el Eje Cafetero y en Ecuador es más a nivel de la costa, todo lo que ellos llaman Región Costa. En realidad es increíble, hay todo tipo de estructuras, desde cosas muy vernáculas empíricas, autoconstrucción, hasta infraestructura pública y cosas más complejas.
-Entrevistador: ¿Podríamos decir que tu intercambio inició desde Colombia hasta Ecuador?, porque fuiste a investigar por tu tesis, más allá de una motivación académica, fue de realización personal como arquitecta. Ir a buscar conocimiento sobre un tema a otro país no cualquiera lo hace, es bastante interesante. ¿En qué año fue el intercambio en Colombia?
-Kendy: Me fui en diciembre del 2017 y regresé a finales de enero del 2018. Pero ese viaje, fue cuando estaba iniciando con mi amiga, que ella es ingeniera en construcción y también estaba interesada en el tema. Nos fuimos juntas, pero ahí apenas estaba empezando con la “fiebre”, dijimos: “vamos a ver qué hay allá” y listo. Ya este viaje en Ecuador fue cuando ya tenía planteada la tesis.
-Entrevistador: ¿Primero planteaste la tesis y luego te fuiste a Ecuador?
-Kendy: Ajá, pero más o menos lo tenía un poco planeado desde antes, porque antes de llevar el curso de Formulación de Proyectos de Graduación, yo decía: “de fijo mi tesis será con bambú”, lo que no tenía muy claro, era el objetivo, ya en Formulación lo establecí.
-Kendy: Varios amigos habían hecho intercambio, entonces yo pensé: “seguro que para Ecuador también debe de haber algún convenio o algo, supongo que con casi todos los países de América debía haber un convenio”; me metí en la página de la OAICE y vi el listado de convenios y vi que si lo había. De casualidad cuando entré a taller IX, cuando una se presenta y todo eso, había una compañera, Mónica, que ella venía de hacer el intercambio en Ecuador, y de ahí yo me le pegué, la entrevisté totalmente, todos los pasos, ¿qué había hecho?, ¿cómo era la ciudad?, todo. Ella me dio toda la información y le escribí a la profe Katherine (profesora de la Escuela de Arquitectura, UCR, y Directora de la Oficina de Vínculo Externo de la misma escuela).
-Entrevistador: ¿Ya en el proceso, escogiste cursos relacionados al bambú?
-Kendy: En realidad el tema de academia fue más una excusa, como te digo, yo siempre fui con el objetivo de reunirme con la gente del INBAR, recorrer la costa, buscar todos los proyectos que las personas de aquí me habían recomendado. Digamos que con estos tres países que te digo, es de donde se toma toda la información, entonces tenía bastantes referencias; sin embargo, Mónica ya me había contado que ella había visto que inclusive a nivel de escuela se promovía el uso del material. Cuando yo ya estuve allá, sí, definitivamente sí, digamos las/os profesores, en general, en realidad las/os arquitectos en general siempre conocen sobre el bambú, es un material más.
-Entrevistador: ¿Cuántos y cuáles cursos llevaste?
-Kendy: Llevé dos cursos en realidad, porque en el plan de estudios de acá (UCR), me hacían faltaban dos cursos, que eran: Taller de Diseño X y Taller de Construcción IV. Cuando me enviaron el programa de cursos, si me indicaron que un curso como Constru IV no lo tenían en la malla, tuve que dejar Constru IV para este semestre (II-2020), y allá llevar taller, que era el único curso que estoy convalidando y aparte, quise llevar un curso de metodología de la investigación, para ir adelantando un poquito el tema de la tesis. Ahí continué, eso fue como un Formu 2.0, ahí continué con objetivos, marco teórico.
A nivel de academia no esperaba tanto de parte de las/os profesores y la escuela respecto al bambú, pero al final realmente si lo tuve, de suerte. Cuando empezamos el curso (Taller X), por como está allá estructurado, ellos/as hacen tesis durante Taller IX y Taller X, y ellos/as empiezan a desarrollar los proyectos de la mano del curso de metodología de la investigación. Entonces, el profesor plantea varios escenarios y lugares para empezar a hacer un plan urbano y los/as estudiantes decidíamos cuál era el lugar idóneo para desarrollarlos. Justo se eligió un lugar en la costa, a mí me quedó perfecto, el proyecto quedó súper bien para justificar el uso del bambú, todo se alineó, fue muy chiva todo.
-Entrevistador: Me parece increíble esta experiencia, porque llegaste en febrero a Ecuador, básicamente ésta es tu vida prepandemia, ¿no? Es muy interesante tu intercambio, porque normalmente los/as estudiantes que viajan no van con un objetivo tan determinado como el tuyo sobre un material, sino de propiamente el país de destino. Una búsqueda personal y arquitectónica bastante profunda.
-Kendy: Totalmente, porque yo sinceramente no tenía una idea de nada, más que es la “mitad del mundo” y no sé, que la capital es Quito, pero de ahí hacia fuera, no tenía ningún conocimiento ni cultural, ni de cuáles son los sitios turísticos ni nada eso. Yo nada más iba por lo que quería y listo; sin embargo, ya estando allá y dándome cuenta de los lugares, la cultura, por supuesto si desarrollé todo eso. De hecho, es súper lindo Ecuador, me encantó, la parte cultural es súper fuerte, el tema indígena, todo esto es súper bonito.
-Kendy: Bueno, tengo, como decís vos, un antes y un después de la pandemia. Antes de que empezara la cuarentena y todo esto, yo vivía en Quito, que era donde estaba la universidad, pero cuando empezó la pandemia me fui a vivir a la costa, por todo esto de que yo iba todo el tiempo a la costa (debido al taller de diseño), eran 8 horas de viaje entre Quito a la ciudad que viajaba regularmente, que se llama Manta en la provincia de Manabí. Ahí me hice de un novio, y cuando empezó la pandemia me fui a vivir allá con su familia, que era como: “no, venga a vivir aquí con nosotros. Usted allá va a estar sola y Quito es la capital, obviamente va a ser un foco de contagio”, aunque al inicio, el foco de contagio fue Guayaquil, posteriormente el foco se hizo en Quito.
Era buenísimo estar en la costa, a pesar de que no podía viajar. Allá las restricciones fueron muy fuertes, o sea, hubo épocas en las que solo podía salir un día y a las 2 de la tarde había toque de queda, por ejemplo. Mi novio encontró trabajo, bueno, se había graduado y no había conseguido en su carrera, entonces, encontró trabajo con unos amigos de la familia transportando pruebas de covid; hacíamos toda la ruta hasta un punto medio entre la costa y Quito. Tenía todo el paisaje de bambú y todas las construcciones, todo lo podía fotografiar y registrar, fue buenísimo, todo me iba calzando súper bien a pesar de la pandemia. Cuando la pandemia empezó yo decía: “o sea, ya no logré nada, ya no puedo moverme, ya no puedo ir a los lugares que quería ir”, pero al final siempre pude hacerlo por el hecho de estar en la costa, y también entrevistar a la gente del INBAR, también en otra universidad en la costa, eso sí lo hice apenas llegué, entonces con eso salí bien.
Con esto que me decías de la vida en la ciudad y todo eso, mi vida en Quito fue normal, sin pandemia, me pareció una ciudad…lo que me sorprendió de Quito, pero que luego lo veía en pequeña escala hasta inclusive en los pueblitos que visité en los análisis de taller, es que ellos si tienen una preocupación, un cuidado, una consciencia sobre el espacio público, sobre los parques. En Quito yo decía: “¡wao, hay un montón de parques grandísimos, vienen con la ciclovía y se conectan con todo!, y luego cuando fui a los pueblitos, podría ser un pueblito súper pequeño, humilde, pero, o sea, los parques eran una cosa importante, cuidados, se vivían mucho, inclusive a horas de la noche y todo. De hecho, para Quito, esto lo publicó hace poco Plataforma Arquitectura, hace poco se había anunciado el ganador de una licitación de un nuevo plan urbano para Quito, a mí ya me parecía maravilloso como está, y esta gente todavía está pensando en mejorarlo todavía más. Me da la impresión, bueno, solo he estado en Colombia y Ecuador, pero como Suramérica en general, tiene bastante fuerte esta parte del urbanismo.
También en taller para el análisis urbano, era una cosa que había que integrar de verdad las variables, hasta de comunicación, de cómo se iba a hacer la estrategia de comunicación de la ciudad, de los proyectos que se iban a realizar, eran más como en pueblos, pero yo decía: “qué increíble esto”, hasta la parte legal, todo esto nos ponían a ver, no con tanta profundidad, pero sí a tomarlo en cuenta.
-Entrevistador: ¿Y tu vida en la costa?, ¿cómo hiciste con la U y lo demás?
- Kendy: Mi vida en la costa al principio, como te dije, fue súper limitada la movilidad, siempre salía en el súper y listo. Realmente el tiempo en que estuve haciendo taller, allá las restricciones eran muy fuertes, te puedo decir, que básicamente no viví la ciudad en ese tiempo, pasaba encerrada, entonces me dedicaba a hacer taller y todo esto. Ya luego cuando mi novio empezó con el trabajo, si fue como un respiro, fue como: “bueno, ya llegó X día, hoy tengo un poquito más de tiempo, porque ya hice taller, ya hice lo otro”, entonces me pegaba este viaje que era como de tres, cuatro horas por ahí, y eso me daba paz mental, ya vi otras cosas, ya vi otras caras, aunque fuese en carro, pero ya tuve otras experiencias, entonces me refrescaba. Luego, cuando se terminó el semestre, justo coincidió cuando empezaron a bajar las medidas.
-Entrevistador: ¿En qué fecha fue eso?
-Kendy: Bueno, el 14 de julio fue la entrega, pero ellos allá tienen dos momentos de evaluación. Un momento es a la mitad del semestre con el otro grupo de taller, eran dos grupos, entonces se presentaba como los trabajos de lo que habíamos hecho a varios. Con esto, ya conocíamos el trabajo de todos, el profesor también tenía que exponer los objetivos del taller, la metodología, el porqué de esa metodología, el otro profesor también, era como una retroalimentación entre ambos talleres. Al final, como te digo, entregué el 14 de julio, y durante, 15 y 16 de julio me parece, se invitaba a un tribunal de entre 3 a 4 personas y ellos/as evaluaban tanto el taller, como la metodología que el profesor había implementado, como los trabajos de análisis grupal y los productos finales que cada estudiante había hecho.
Esas son cosas que me parecieron súper enriquecedoras, la escuela tiene estos mecanismos de retroalimentación, como esto que te decía, a medio semestre es una retroalimentación entre los talleres y al final del semestre que se invite a un tribunal que son profesores/as también de la escuela, de otros talleres, otras áreas, y ellos/as también tienen una evaluación del taller desde una posición externa. Qué chiva que esto se diera en la escuela (Arquis-UCR), he escuchado que en la escuela se han hecho cambios, pero no sé si a este nivel, pero me pareció interesante.
-Entrevistador: Siento que esto te ayudó a saber si tus ideas, tus conocimientos estaban funcionando, porque se lo estabas presentando a alguien que no sabía nada de vos. (en referencia al tribunal).
-Kendy: Sí, de hecho, con este tribunal, y otra cosa que ellos tienen interesante a nivel de escuela, no sé si lo hacen en todos los talleres, o lo hacen específicamente en estos talleres por ser de tesis, creo que es más por eso, se tienen asesorías. Hay asesorías de paisaje, sostenibilidad, estructuras, y urbanismo; una tiene que exponer el proyecto con el énfasis del profesor que llegó, para mí algo muy significativo, fue con el de estructuras, de mostrarle mi proyecto a un ingeniero, y obviamente al otro profesor, mostrar todo lo que he hecho a esta persona, que es un ingeniero estructural y me retroalimentara, que quizá no andaba tan perdida, fue algo que me gustó mucho.
-Kendy: En realidad fue un poco una mezcla de escepticismo e inocencia de mi parte, porque cuando hicieron estos vuelos humanitarios, esto fue en abril, yo estaba muy aferrada a mi idea de pensar que algún momento esto de la pandemia se iba controlar, en una fecha antes mi regreso, yo decía: “si me voy, al final por ahí en mayo, esto se compone un poquito y puedo salir a conocer los proyectos que quería y hablar con las personas que quería”, me voy a lamentar mucho de haberme ido. También había razones económicas muy fuertes, pero bueno, todavía estamos con la pandemia y seguiremos por un tiempo más. Ya cuando llegó julio, Costa Rica seguía cerrada, Ecuador si había abierto el aeropuerto, el cónsul me dijo: “Otro vuelo humanitario a estas alturas, no hay, porque aquí no hay muchas personas de Costa Rica”.
-Entrevistador: ¿Seguís en Ecuador?
-Kendy: No, ya al final si pude regresar el 3 de noviembre, acabo de llegar. Entonces, claro yo al final si pude salir, turistear, conocer un montón de proyectos, porque a partir de julio, como te decía, que me coincidió el final del semestre con el fin del confinamiento extremo, a partir de julio hasta noviembre, pude viajar y conocer. Lo primero que hice fue recorrer la costa, desde donde estaba, en Manta hacia el sur, de ahí me fui, anduve por un montón de pueblos. Había un lugar, que fue el que más me sorprendió, porque era como un pueblo o aldea de bambú básicamente, pero lo interesante de esto, este lugar es justo como uno de los principales lugares de turismo. Aquí como el: ¡bum!, porque a la gente le gusta, es porque los lugares son súper bonitos, al ser como todo el pueblo de bambú, de restaurantes, toda esta cosa gastronómica de ellos, focalizada en este pueblito.
-Entrevistador: ¿Cómo se llama ese pueblo?
-Kendy: Se llama: Montañita. Lo que yo creo es real y existe (en referencia de vivir en lugares hechos de bambú). Porque digamos, realmente allá todos los lugares tienen su encanto, pero allá en la costa, al menos esta parte sur es un poco seca, no es como aquí, que vos ves la montaña y todo lleno de verde. Yo siento que lo que más impacto tenía era el pueblo, la infraestructura, eso me impactó mucho. Algo que no me gustó tanto de ese lugar, es que ha sido más aprovechado por extranjeros que por ecuatorianos, todo bien, pero hubiera sido más chiva que fuera un poco más autóctono; sin embargo, en el resto de pueblos hay mucha presencia de bambú, no te puedo decir que sean aldeas de bambú, pero si es un material bastante utilizado por todo el mundo. Allá lo común, es que vos vas a una ferretería y hay cañas de bambú, te comprás ahí un par de cañas y hacés lo que sea, está a ese nivel. Algo muy interesante de taller, es que a nosotros nos tocaba el análisis en la parte norte de esta provincia de Manabí, y nos dividimos los cantones, y a mí justo me tocó uno que se llama Jama, y resulta que ahí se desarrolló la cultura Jama Coaque, que son los indígenas. Se supone que es como una de las más antiguas de Suramérica y ellos utilizaban el bambú y todo esto, entonces, es algo que a nivel cultural está súper arraigado, porque es de los indígenas de la zona.
-Kendy: Respecto a la parte profesional, realmente tengo más motivación de lograr transmitir todo lo que aprendí allá y todas estas experiencias en Costa Rica. Como te comentaba, estoy en una fundación que promueve el uso del bambú, entonces mi idea, era aprovechar todo esto y canalizarlo a través de la fundación. De hecho, te comento que, en último mes en la fundación, hemos estado conformando una comisión de construcción sostenible, y hemos estado reclutando personas en estos días, ahorita me siento con la plataforma para poner en práctica todo lo aprendido.
-Entrevistador: ¿Cómo se llama la fundación?
-Kendy: Se llama Fundebambú (Fundación para el Desarrollo del Bambú en Costa Rica), ahí lo podés encontrar en Facebook, ya pronto vamos a tener página web. Estamos intentando levantar esto, si hay varios “bambúseros” en el país, varios profesionales, de hecho, tuvimos respuesta de 20 personas (en la convocatoria de la comisión), yo de verdad pensé que saldrían 5 gatos, pero fueron 20 y todos/as son profesionales en el área. Yo creo que sí se está armando un grupo de gente en el país interesada en esto, realmente ahorita me siento con la motivación de hacer algo aquí en el país. Desde luego que quiero regresar a Ecuador, principalmente por motivos personales, pero igual a nivel académico y profesional si va seguir siendo una referencia muy importante.
-Entrevistador: ¿Te interesaría hacer un posgrado?
-Kendy: Sí, de hecho, en la universidad que fui en la costa, la ULEAM (Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí), esa es una universidad pública, yo fui a la PUCE (Pontificia Universidad Católica del Ecuador), que esa es privada, hice unos vínculos (ULEAM), si saliera otra oportunidad para ir, para seguirme formando y aprendiendo más, pues desde luego aprovecharía eso.