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Lo que no cabe en el aula 
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Espacio, Público, (In)formal: investigación participativa y acción social en la formación académica

31 jul 2025

 

Construcción colectiva en el espacio público, de fondo la Loma Salitral. Cortesía de Francis …

Construcción colectiva en el espacio público, de fondo la Loma Salitral. Cortesía de Francis Pérez.

Lo que no cabe en el aula 

"El espacio público no es, nunca ha sido, neutral ni fijo. Es el lugar donde se disputa lo que se puede hacer, lo que se puede decir y lo que se puede imaginar."
— Comunal Taller

Nada empezó con claridad. Fue más bien una suma de roces, de tensiones que se hacían visibles mientras transitamos Arquis. Algo empezaba a incomodar: la forma en que se enseña la disciplina, el lugar desde donde se enseña del espacio y el diseño. Las comunidades aparecían como datos y se hablaba del espacio público, pero raras veces se caminaba con quienes lo habitan.

Procesos académicos realizados por Chris, Fran y Yádder. Cortesía de Francis Pérez.

El Taller Profesional de Justicia Espacial y Territorios en Rápida Transformación (IS-2023) fue uno de esas primeras experiencias, ahí nos encontramos con otras formas de saber, con personas que pensaban la ciudad desde su cuerpo, desde su historia, desde la necesidad de resistir, surge el vínculo con las comunidades y la relevancia de expandir el campo disciplinar de nuestra formación en este momento.

El Taller Profesional Archivo, Ciudad, Arquitectura (IIS-2023) se convirtió en otro espacio para disentir, al trabajar sobre la experimentación en torno a un archivo sobre la erradicación de un asentamiento informal en San José (surgen las primera tensiones entre espacio-lo público y la informalidad). Exploramos el plan de estudios buscando indicios donde pudiera caber esta incomodidad, y la noción de comunidad si acaso estaba presente en algunos cursos de formación humanista, el Trabajo Comunal Universitario, espacios sueltos donde la comunidad no era sujeto, sino contexto. Esa falta se convirtió en impulso y esa incomodidad, en movimiento. Desde ahí surgió la necesidad de cuestionar la arquitectura más allá del aula, de abrirla a lo común, a lo colectivo, a lo situado.

Fue entonces cuando hallamos en las Iniciativas Estudiantiles una posibilidad real: una forma de experimentar, de vincularnos con otros saberes, de tomar un rol activo en nuestra propia formación. Una vía para operar, de llevar esa incomodidad a algo más. 

Malla curricular Escuela de Arquitectura UCR.

Malla curricular Escuela de Arquitectura UCR. 

Las Iniciativas Estudiantiles son proyectos de Acción Social gestionados por estudiantes de la Universidad de Costa Rica, a partir de metodologías alternativas, participativas e incluyentes de los intereses y necesidades de las comunidades y sus grupos. Se caracterizan por ser espacios de participación e incidencia en diferentes áreas temáticas, como organización comunitaria, temas socioambientales, salud y educación, arte y cultura, aspectos que se afianzan en un proceso creativo que se construye a partir de las dinámicas, gestiones y estilos de trabajo de la misma comunidad, en donde el “aprender a aprender” y la “acción-reflexión-acción” son los estilos pedagógicos que guían los proyectos de los y las estudiantes.

Procesos cruzados: una hipótesis colectiva

Durante el 2024 las personas estudiantes Christopher Calvo, Francis Pérez y Yádder Ugalde desarrollaron la Iniciativa 263 “Construcción colectiva del espacio público en la informalidad” llevada a cabo en Los Guido durante el 2024, plantea la hipótesis de que la construcción colectiva del espacio público puede ser una forma de resistencia frente a las lógicas institucionales que categorizan ciertos territorios como “informales”.

“¿Cómo afectan las dinámicas espaciales las relaciones sociales en estos asentamientos? Este proyecto invita a explorar si la participación comunitaria activa puede desafiar y transformar las estructuras de poder que perpetúan la marginalización. ¿Cómo pueden los residentes de Los Guido redefinir su entorno y su relación con el territorio a través del espacio público? Busca abrir un diálogo sobre nuevas formas de habitar y convivir en la ciudad, promoviendo un desarrollo urbano alternativo que responda a las necesidades y aspiraciones locales, y cuestionando los discursos que han llevado a la estigmatización de estos asentamientos. Estas preguntas no buscan resolverse. Abren un camino. Una grieta. Un lugar desde el cual pensar nuevas formas de habitar y pacticar la disciplina”.

Francis, Yádder, Christopher y doña Mirna en los Guido, 2023. Fotografía por Andrea Sopronyi.

Francis, Yádder, Christopher y doña Mirna en los Guido, 2023. Fotografía por Andrea Sopronyi.

Esta iniciativa no se vincula de cero. Se entrelaza con procesos del TCU-711 Territorio urbano-natural, que desde hace años cultiva vínculos con la comunidad de Los Guido. La profesora Andrea Sopronyi Kámaras, coordinadora del TCU y del Seminario de Graduación al que también pertenece el equipo de la iniciativa, lo explica:

“La Iniciativa Estudiantil IE-263 se nutre del vínculo con la comunidad, cultivado a lo largo del tiempo a través del TCU-711 “Territorio urbano-natural, una oportunidad para el encuentro”. Si bien cada proyecto conserva su autonomía, la confianza y el diálogo construidos previamente han permitido el desarrollo de propuestas que parten de lo ya recorrido, reconociendo y respetando los procesos anteriores, para no repetir esfuerzos y, sobre todo, para no imponer miradas ajenas a la realidad local. Este cruce entre proyectos muestra el valor de articular esfuerzos y de reconocer procesos que ya están en marcha en los territorios. Lejos de plantear iniciativas desde una lógica vertical o extractivista, lo que se busca es construir desde el respeto, escuchando las trayectorias y experiencias de las comunidades, reconociendo su historia y sus formas de organización.

La IE-263 aporta una nueva capa al proceso, al abrir posibilidades de vinculación con otros actores y herramientas, como el trabajo con archivos y la recuperación de memorias locales. Este aporte contribuye también a generar un valor simbólico en la comunidad, al dar continuidad y sentido a procesos que ya venían gestándose en el borde con Loma Salitral. Su trabajo no solo dialoga con las experiencias previas, sino que las enlaza y resignifica, fortaleciendo el tejido comunitario y la construcción colectiva del territorio. A su vez, tanto la Iniciativa como el TCU han mantenido sus objetivos y formas de trabajo, encontrando en esta articulación un espacio fértil para el intercambio, el aprendizaje compartido y el respeto por los caminos ya recorridos.

Este tipo de experiencias también dialoga con las funciones sustantivas de la universidad, articulando acción social, investigación y docencia. Desde mi rol como directora del Seminario de Graduación “(Re)Interpretación del espacio público en la informalidad: práctica comunitaria, experimentación y archivo en Los Guido de Desamparados”, conformado por los mismos estudiantes que impulsan la Iniciativa Estudiantil IE-263, he tenido la oportunidad de acompañar este cruce de procesos. Se trata de un encadenamiento valioso que permite sistematizar aprendizajes, logros y desafíos, y, sobre todo, abrir nuevas preguntas sobre el quehacer en comunidad y sobre el rol que asumimos como universidad en los procesos colectivos”

Esta construcción colectiva pretende discutir cómo los saberes y las experiencias que vienen de diferentes lugares fueron esenciales para crear nuevas perspectivas. Cada historia aporta algo único, y es en ese intercambio donde se encuentran las fuerzas transformadoras. Doña Mirna, como lideresa comunitaria en Los Guido, nos comparte su vivencia dándonos una visión desde la comunidad.


Lo que (nos) enseña: del aula al territorio y de vuelta

El asesor de Iniciativas Estudiantiles, César Noguera, destaca el valor formativo de este tipo de experiencias:

Procesos en la comunalidad. Cortesía de Francis Pérez.

Procesos en la comunalidad. Cortesía de Francis Pérez.

“... el estudiantado que participa en las Iniciativas Estudiantiles de Acción Social fortalece un perfil profesional caracterizado por una sensibilidad aguda ante las realidades sociales y territoriales de su entorno. Estos estudiantes no solo se forman profesionalmente, sino que incorporan de manera viva la dimensión humanista que promueve la Universidad de Costa Rica, al entender que su conocimiento tiene sentido cuando dialoga con las personas y contribuye a transformar su cotidianidad. ….  Así, la IE-263 se suma a la lista creciente de propuestas de estudiantes de Arquitectura que en los últimos años han ampliado la cantidad y calidad de proyectos formulados, evidenciando que las nuevas generaciones están asumiendo con responsabilidad y creatividad su rol como agente de cambio en la sociedad”.

Aprender desde el vínculo. Diseñar no desde el trazo, sino desde la colectividad. Esto sugiere que la formación académica en la arquitectura, sin comunidad, sin práctica situada, se vuelve ficción. Estos cuestionamientos nos han acompañado durante el proceso y también nos abren la  posibilidad a varias preguntas. 

¿De qué manera la crítica emerge desde la práctica colectiva, y cómo se articula con las lógicas académicas y comunitarias?

“Nuestra crítica no emerge exclusivamente desde el análisis o la teoría, sino desde la tensión entre lo proyectado y lo vivido, entre la expectativa académica y la respuesta comunitaria. En nuestra experiencia, la crítica aparece cuando la práctica enfrenta los límites de los métodos tradicionales y exige abrir nuevas formas de escucha, representación y construcción.

Producción colectiva Parada Sector 3. Cortesía de Francis Pérez.

Producción colectiva Parada Sector 3. Cortesía de Francis Pérez.

La práctica colectiva nos ha obligado a cuestionar la lógica de la expertise técnica como única forma válida de conocimiento, reconociendo los saberes comunitarios no como insumos, sino como fuentes legítimas de pensamiento y diseño, y es desde ahí que recurrimos a esta modalidad de acción social (IE) como alternativa fuera de la Escuela, aunque siempre en cierta medida auspiciada por ella. “

¿Cómo se construye la colaboración entre universidad, acción social y comunidad cuando se cruzan prácticas académicas, saberes situados y procesos colectivos? ¿Qué relaciones y tensiones han surgido entre los procesos académicos (TFG, TCU, IE) y el trabajo en comunidad?

“El desarrollo de prácticas participativas y comunitarias representa en sí mismo un proceso de replanteo y cuestionamiento de saberes aprendidos dentro de la escuela. Comprender que no es desde una posición de privilegio educativo donde se gestionan decisiones de diseño y “soluciones” sobre el espacio que habitan otras personas. Es importante ser conscientes del papel que cumple la comunidad como el centro de la acción y gestión dentro de su territorio y los procesos participativos, considerando a la academia como un ente que acompaña y asesora el desarrollo del trabajo, construido desde la experiencia y conocimiento comunal. 

Validar en todo momento los saberes comunitarios como un archivo vivo, como parte fundamental y columna vertebral de todo el proceso. Comprender que estos forman parte esencial de la construcción del espacio, gestionado desde la historia de cada persona, sus luchas, gestiones y la autoconstrucción de su hábitat. Considerando la importancia en la diversidad de interacciones y circunstancias que ocurren durante este tipo de procesos: espacios de alta y baja participación, tensiones y debates comunales, momentos de replanteo y pausa. No es un proceso lineal y esto enriquece la colectividad, la construcción conjunta y nos enseña cómo interpretar lo ocurrido y sumarlo a la experiencia comunal y académica.

Archivos comunitarios e institucionales. Cortesía de Francis Pérez.

Archivos comunitarios e institucionales. Cortesía de Francis Pérez.

En muchas ocasiones los procesos académicos están planteados desde una perspectiva muy institucionalizada, lo que dificulta calzar metodologías con el  trabajo en comunidad y lo impredecible que pueden resultar sus dinámicas. La rigurosidad presupuestaria, organizativa y calendarizada roza con la lógica no lineal de un proceso de colaboración comunal, donde los tiempos no son exactos, la participación variable y los cambios de último minuto son factibles en cualquier momento. Sin embargo, vimos en esto una oportunidad para buscar soluciones en conjunto (IE, TCU, VAS) y concluir satisfactoriamente los procesos. Pero resulta importante subrayar  que la academia debería tener una mayor conciencia sobre lo variable que pueden ser estos procesos y tener quizá una lectura más orgánica sobre lo que implica trabajar en un territorio con personas que lo construyen y habitan día a día.” 

¿Qué resistencias, límites y desgastes han atravesado el proceso, y qué revela esto sobre el lugar de la acción social en la formación académica?

“Uno de los aprendizajes más importantes del proceso ha sido reconocer los límites estructurales que enfrenta la acción social dentro de la Escuela de Arquitectura. Aunque se celebra institucionalmente, en la práctica muchas veces se sostiene en el trabajo voluntario, afectivo y desbordado de estudiantes y docentes que asumen cargas adicionales. Este fue nuestro caso: el proyecto avanzó porque quienes lo coordinamos ya estábamos al final de la carrera, con una carga académica reducida y una implicación emocional profunda. Pero también fue un proceso desgastante, sostenido desde la limitación del tiempo, de los recursos y del cuidado colectivo.

Las resistencias no fueron solo externas (como la burocracia institucional), sino también internas: cansancio, diferencias metodológicas, expectativas desalineadas, momentos de desmotivación. Todo esto revela que la acción social no puede pensarse como un "extra" en la formación académica, sino como un componente estructural que exige condiciones reales para su desarrollo: tiempo, acompañamiento, flexibilidad curricular, espacios de contención y reflexión crítica, y sobre todo relevancia. 

Mapeos Colectivos. Cortesía de Francis Pérez.

Mapeos Colectivos. Cortesía de Francis Pérez.

Este proceso nos deja claro que hacer arquitectura desde la acción social no solo implica diseñar espacios, sino también disputar los modos de aprender, enseñar y vincularnos dentro de Arquis y la U. La práctica en comunidad no puede seguir siendo una excepción, sino una vía legítima y necesaria para repensar nuestras formas de producir conocimiento y habitar el territorio.”

No hay cierre cuando el proceso es territorio. Lo que se ha hecho —y lo que se movió con nosotres— no cabe en rúbricas, ni en esquemas lineales, ni en la lógica del producto final. Este proceso nos enseñó que lo común no se diseña: se escucha, se cuida, se disputa. Esto no termina aquí, sigue activándose en las incomodidades que se comparten, en las preguntas urgentes, en las disidencias de otres que también se preguntan cómo expandir la arquitectura hacia un campo donde quepan todos los cuerpos, todas las voces, todos los saberes. Porque el espacio público, como la arquitectura que soñamos, no se construye desde el ego técnico ni desde el individualismo, sino desde la colectividad, la escucha y el compromiso.

Pueden conocer más del proceso, compartir experiencias y sumarse a través del perfil de IG: @espacio_publico_in.formal, donde planteamos un entorno poroso de discusión, divulgación y construcción colectiva de saberes.

Procesos, mapeos, apuntes. Cortesía de Francis Pérez.

Procesos, mapeos, apuntes. Cortesía de Francis Pérez.